Aquel hombre plantaba semillas de manzana...
Se acercaba el tiempo de lluvia y un hombre anciano estaba cavando hoyos en su jardín.
-"¿Qué haces?", le pregunta un vecino.
-"Estoy plantando manzanas", responde el anciano.
-"¿Y esperas llegar a comer manzanas de esas semillas que estás
plantando?", dice burlándose el vecino.
-"No, no pienso vivir tanto. Pero otros lo comerán.
Se me ocurrió que toda mi vida disfruté comiendo manzanas plantadas
por otros, y ésta es mi manera de demostrarles mi gratitud".
Reflexión:
El amor a los demás tiene que estar por encima del nivel temporal y transitorio.
Hay que amar también a los que nacerán después de nosotros.
El amor tiene que ser gratuito, y por eso no se puede limitar a la regla de oro:
"Haz a los demás lo que quieres que los demás te lo hagan a ti".
No hay que hacer el bien esperando que otros hagan lo mismo por mí.
"Si ustedes aman a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario?" (Mt. 5, 46).
Cada generación tiene que pensar en la siguiente, y dejar esta tierra en buenas condiciones y no contaminada, agotada y explotada como lo estamos haciendo.
El problema ecológico es uno de los desafíos más difíciles que tenemos que solucionar.
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