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miércoles, 27 de julio de 2011

Reflexiones del Oficio Divino

En la Liturgia de las Horas, según el Rito Romano, instaurado por mandato del Concilio Vaticano II y aprobado por el Papa Pablo VI, nos proponen diariamente los comportamientos que debemos observar en nuestra vida para lograr la armonia y equilibio espiritual, ante los desafios temporales del mundo, que pretenden prsentarnos como ideales para lograr lo que para ellos representa la aparente "felicidad".
Compartimos con los que buscan la verdadera felicidad, algunos ejercicios prácticos que te lleven hacia el logro de la ansiada "paz espiritual" que busca tu corazón.

Sáb.XXI, pag. 149, tomo IV.
De la primera carta a Timoteo    4,1—5, 2
Hermanos: El Espíritu dice claramente que algunos en los últimos tiempos desertarán de la fe, dando oídos a engaños, inspiraciones y enseñanzas propias de demonios, seducidos por embaucadores hipócritas, cuya conciencia estará marcada a fuego por la infamia; éstos proscriben el matrimonio y el uso de alimentos, que han sido creados por Dios para que disfruten de ellos con acción de gracias los fieles y los conocedores de la verdad. Todo lo que Dios ha creado es bueno; y no hay alimento que merezca repulsa, si se toma dando gracias a Dios. Todo queda santificado por la Palabra de Dios y por nuestra oración. Si propones estas cosas a los hermanos y te vas nutriendo cada día con los principios de la fe y de la buena doctrina que has seguido con toda fidelidad serás un excelente servidor de Cristo Jesús.

Rechaza, en cambio, las leyendas supersticiosas y propias de viejas. Ejercítate en la piedad. Los ejercicios corporales reportan beneficios escasos, pero la piedad es provechosa para todo y tiene la promesa de la vida, tanto presente como futura. He aquí un afirmación veraz y digna de universal adhesión: Nuestros trabajos y nuestras luchas están impulsados por nuestra esperanza en el Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres y en particular de los fieles. Esto has de enseñar e inculcar.

Que nadie te desprecie por tu juventud. Sé modelo para los fieles en las palabras y en el trato, en la caridad, en la fe y en la pureza de tu vida. En tanto que llego, aplícate a la lectura, a la predicación, a la enseñanza. No descuides el don que posees, que te fue dado por una intervención profética con la imposición de las manos del colegio de presbíteros. Pon interés en estas cosas, ocúpate de ellas, de modo que tus progresos sean manifiestos a todos. Vigílate a ti mismo y a tu enseñanza; sé constante en ello; obrando así, te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.

Al anciano no lo reprendas con dureza, sino exhórtale como a un padre; a los jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

lunes, 25 de julio de 2011

Oración

ORACIÓN del DIEZMISTA

          Recibe, Señor, mi ofrenda.

No es limosna,
             porque no eres mendigo.

No es una contribución,
             porque no lo necesitas.

Tampoco es lo que me sobra
            lo que te ofrezco.

Esta entrega representa, Señor,
            mi reconocimiento y mi amor.

Pues sé bien
           que todo lo que tengo
           es un regalo tuyo.


           GRACIAS, SEÑOR.
                                Amén.