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martes, 2 de agosto de 2011

... y nos olvidamos de vivir

Nos acostumbramos
Nos acostumbramos a vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sean las ventanas de los edificios que nos rodean.
Y como estamos acostumbrados a no ver más que ventanas y edificios, nos acostumbramos a no mirar hacia afuera.                        
Como no miramos hacia afuera,
nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.       
Al no abrir completamente las cortinas
nos acostumbramos a encender la luz antes.
Nos acostumbramos tanto,       
que olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos el paisaje.
Nos acostumbramos a despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde. 
A tomar rápido el desayuno porque llegamos tarde.    
A comer un sándwich porque no tenemos tiempo para comer a gusto.
A salir del trabajo cuando ya anocheció.
A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido el día,
porque tenemos que ir a trabajar temprano.
Nos acostumbramos a esperar un “no puedo" en el teléfono. 
A sonreír sin recibir una sonrisa de vuelta.  
A ser ignorados cuando necesitamos ser vistos.   
Si el trabajo resulta duro, nos consolamos pensando en el fin de semana.
Y cuando llega el fin de semana, 
nos aburrimos y deseamos que llegue el lunes para ir a trabajar.
Nos acostumbramos tanto a este estilo de vida,  
que parece que estamos ahorrando vida por miedo a gastarla,   
y  al final, nos olvidamos de vivir.
“Acuérdate de tu Creador 
ahora que eres joven. 
Acuérdate de tu creador
antes que vengan los días malos. 
Llegará el día en que digas: 
“No da gusto vivir tantos años”
Eclesiastés 12:1  
"La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja"
                                             Anónimo
 

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